Ahora, teniendo claro que ni cagando estoy en mi mejor momento, siento que tampoco estoy en lo peor de lo peor. Todos nos hemos sentido en la cumbre de nuestras vidas (o en una volá más realista, que vamos como avión), y que de repente todo se viene cuesta abajo y perdemos hasta la confianza en nosotros mismos. Nos preguntamos hueás del tipo "Valdrá la pena", "VALDRÉ LA PENA", "Soy tan penca como para merecerme esto", "qué hice mal/bien" y así, que al final nos terminamos hundiendo en un hoyo que nosotros mismos vamos cavando, y al final del día nos vamos sintiendo cada vez más en la caca.
Pero (siempre hay un pero), ¿Saben lo realmente bueno de verse en la caca? que incluso la caca puede servir de abono para engendrar algo bueno, y al final va en uno elegir si uno se va a revolcar en la mugre y sentir que el mundo les debe algo, OOOO, uno puede ocupar esa mierda y dejarla por ahí hasta que no tengas otra opción que dejar que la naturaleza haga lo suyo, mande sus bichitos para usar y germinar esa mugre y se renueve el material para un ciclo nuevo.
Y como dijo el Tío Bilbo en su fiesta de cumpleaños número 111:
No conozco a la mitad de ustedes, ni la mitad de lo que querría, y lo que yo querría es menos de la mitad de lo que la mitad de ustedes se merece.
Y es ahí donde quiero llegar al final, a un eterno agradecimiento a aquellas personas (reales y ficticias), historias (protagonizadas por nosotros mismos y las que he leído en mis libros), situaciones (las agradables y las de mierda por igual), porque si no fuera por todas estas, yo me sentiría capaz de salir de esta mala racha, aunque vuelvo a insistir, no se siente tan mal después de todo.
Esta publicación está lejos de ser una reseña, y mucho más lejos de querer sonar profesional ni iluminadora. Pero al final del día, creo que no sirve de nada llenarse la cabeza y los estantes de libros e historias si uno no es capaz de concluir las propias experiencias y aventuras y avanzar con ellas.
Un abrazo enorme. Gracias por leer.
Su.-