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miércoles, 10 de agosto de 2016

Querido Cáncer: Te tengo miedo...



Me pasó hace mucho rato que no he sabido cómo seguir escribiendo aquí, y mucho menos cómo darle un buen nombre a todo esto, pero aquí voy...

Y  es que llegamos a la parte difícil del año, señores. Me vi nuevamente en este punto del día en el que de verdad me cuesta mucho seguir al pie de la letra los planes que yo misma me armé al principio. No por falta de medios, ni por falta de apoyo. Sino porque la motivación se me fue por las pailas y el miedo se me pegó fijo en la piel de nuevo. El desgano me la está ganando otra vez.

Puede que con todo lo que escriba aquí me salga de todos las intenciones que en algún momento tuve de no exponer de más asuntos personales-familiares y enfocarme en algo que me ayude a capear de algún modo esta  maña interna, pero se me hace casi imposible incluso agarrar un libro y meterme en él, si de cualquier frase me  siento colgada y con ganas de llorar, o incluso me voy al otro extremo de no entender nada después de más de veinte páginas leídas.

Así que aquí vamos, por un pequeño intento de cordura. Sentarme un poquito, pensar en la mierda que me está molestando, y limpiarla. Agarrar de nuevo las riendas con las manos limpias y la mente abierta y seguir caminando. Hacer de tripas corazón, señores, y seguir con el show.
**

Como decía, junio y lo que va de agosto se pusieron bastante feos, emocionalmente hablando. Y que quede claro que no hablo de penas de amor, ni de corazones rotos por rechazo, porque creo que en mis 26 he sabido separar esa parte de la emotividad, y sentirme bien ignorante con el tema. Mi dificultad emocional (ergo: el miedo, y el desgano) salió a flote de nuevo por algo tan común y a la vez constante, como es el cáncer y la idea de morir... de perder a quienes se quiere. Y es aquí donde me quiero detener, y analizar de un viaje la situación. Para no seguir dándole vueltas a las cosas que realmente no puedo controlar y seguir con mi vida.

Por un lado está este bombardeo constante de información sobre el cáncer y que los casos han aumentado terriblemente en los últimos años. No quiero ni mencionar la cantidad de artículos y estudios que avalan algunas de las causas, porque estas son re conocidas: fumar da cáncer. los malos hábitos alimenticios y el estrés producen cáncer. LOS GENES, los putos genes son uno de los factores que más se consideran a la hora de siquiera empezar a hablar del tema. Y es aquí donde mi miedo se multiplica por veinte y me manda a la cresta los ánimos.

Hace una semana murió uno de los hermanos de mi papá. Si, de cáncer. Y es terrible ponerse a pensar en el historial de muertes que acarrea la familia porque hace tres años también murió el mayor de los hermanos; el 2009 fue mi abuelo. Sin contar además las interminables veces que otros familiares se han tenido que someter a tratamientos de la tonterita, porque el cáncer simplemente no deja de aparecer. La sangre tira, y con el tiempo he aprendido que la sangre tira con las cosas buenas y por sobre todo, con las cosas malas.

Así que va en serio cuando les digo a algunos que no me hinche los ovarios con el "Ay, hueona... le estás dando color al hacer tal o pensar tal cosa" porque de verdad siento, en el fondo de las tripas y el corazón, de que tengo que hacer algo al respecto. En los últimos años hice cambios, muy generales, que me ayudaron a sentirme un poquito mejor físicamente: dejé de comer carnes, he dejado de fumar por períodos cada vez más largos (Este es mi talón de Aquiles, y una maña de mierda que traigo encima desde que tengo catorce) y espero lograr de aquí a fin de año dejarlo definitivamente. Mi problema va en la parte emocional. Porque aquí es donde me siento más débil que nunca.

El estrés, el miedo, las crisis de angustia, la rabia y la pena me están pesando, y mucho. Sé que son estados de ánimo por los que todos hemos pasado alguna vez en la vida, y que no hay nada de malo en ello cuando se es capaz de manejarlos. El problema empezó cuando me vi ignorante, cuando no supe qué hacer con ellos y cómo trabajarlos de tal manera que no me afectaran del modo que lo hacen ahora. Y fue por eso que hoy se me ocurrió la idea de hacer una suerte de búsqueda literaria que me sirviera de marca, y empezar a mover los hilos nuevamente.

En ésta "búsqueda inicial" me encontré con algunas citas que me llegaron a las tripas, y otras tantas que de igual manera me sirvieron de consuelo para seguir en pié. Así que ahí van:

"Cada instante de la vida es un paso hacia la muerte." Pierre Corneille  (1606-1684) Poeta y dramaturgo francés.

"Necesitamos la vida entera para aprender a vivir, y también - cosa sorprendente - para aprender a morir." Séneca  (2 AC-65) Filósofo latino

"Si quieres poder soportar la vida, debes estar dispuesto a aceptar la muerte." Sigmund Freud  (1856-1939) Médico austriaco

"Es más cruel temer a la muerte que morir." Publio Siro  (Siglo I AC-?) Poeta dramático romano

"El verdadero valor conoce el miedo. Las personas honestas valoran la vida apasionadamente, se aferran a ella como si fuese una joya preciosa, y eligen el momento y el lugar apropiados para entregarla, para morir con dignidad." Eiji Yoshikawa (1892-1962) Novelista histórico japonés.

El temor ante la muerte me vuelve de tanto en tanto, sobre todo cuando lo estoy pasando bien." Mario Levrero (1940-2004) Escritor uruguayo.

Por último, pero no menos importante, me llamó terriblemente la atención ésto, porque de él nunca leí algo que de verdad me llegara a las tripas y me sirviera de consuelo a la vez:

– “El recordar que estaré muerto pronto es la herramienta más importante que he encontrado para ayudarme a tomar las grandes decisiones en la vida. Porque casi todo —todas las expectativas externas, todo el orgullo, todo temor a la vergüenza o al fracaso— todas estas cosas simplemente desaparecen al enfrentar la muerte, dejando sólo lo que es verdaderamente importante. Recordar que uno va a morir es la mejor manera que conozco para evitar la trampa de pensar que hay algo por perder. Ya se está indefenso. No hay razón alguna para no seguir los consejos del corazón”. – Steve Jobs (1955-2011)


Quiero cerrar esta carta abierta con ustedes, y pedirles de todo corazón que me ayuden en el proceso de aprender a ser mejores, de aprender a vivir mejor. De compartir con quienes de verdad quieren y que si han pasado por ésto y han visto a serer queridos perder la batalla frente al miedo, la angustia y la pena produce ésta enfermedad de mierda, difundan una mínima demostración de afecto. El apoyo mutuo de verdad es la mejor cura y la mejor manera de avanzar.

Un  abrazo enorme a todos. Su.-