Creo que a estas alturas del partido uno ya está en condiciones de hablar de las costumbres (también conocidas por la lengua común como MAÑAS) que ha ido acumulando y acarreando encima como quien acarrea un saco de papas. Porque para qué andamos con cosas, hay costumbres (y mañas) que, por muy orgullosos que nos hagan sentir, son una verdadera marca. Al final del día, son ellas las que nos van tanteando el terreno y nos sirven como carta de presentación para muchas situaciones.
Esta costumbre desastrosa, que siento en el fondo de mi corazón como un placer culpable (y esta reseña me deja con el gustito de confesión absurda) trae una breve historia de trasfondo. Si mi memoria no me falla, creo que fue hace unos diez años atrás que a alguna amiga del colegio le escuché decir que "después de Gabriela (Mistral) y Pablo (Neruda), Isabel (Allende) era una de las autoras chilenas que más nos hacían leer en los colegios". También escuché decir a más alguna que les cargaba Allende porque "Siempre sacaba a flote el Golpe de Estado del '73" Y que no tenía ninguna historia fuera de eso que contar. El problema fue que, nunca me hicieron leer nada de Allende en el colegio, y nunca tuve como meterme más en la conversación, pero si me quedó dando vueltas la idea de leerla alguna vez, a pesar del comentario colectivo de que "era una paja, que no valía ni las ganas de leer".
No fue hasta el 2010 o 2011 (?) después de retomar de alguna forma esa conversación vieja con gente dentro contexto completamente diferente, que Katherine me hizo llegar Paula. En ningún momento me trató de convencer de leerla de un viaje, sólo me prestó el libro.
Ahora, que han pasado varios años de esa "primera impresión", el hecho de haber agarrado libro por primera vez y realmente sentarme a leerlo, siento que me sirvió para armarme de una pequeña teoría sobre la autora y sus libros que me serviría muchísimo en un contexto completamente aparte en la vida: JAMÁS HAY QUE JUZGAR A ALGUIEN POR LOS COMENTARIOS QUE ESCUCHES DE TERCEROS. Puede no ser del agrado colectivo, pero mientras tú sientas ese pequeña conexión con la historia, vale la pena tenerlo.
Ya, si está bien tener una opinión sobre un autor, o un libro, o la gente O LA VIDA EN GENERAL; y también está súper bien tener la habilidad de compartir tus opiniones con gente que, aunque no las comparta, pueda entablar una conversación relativamente normal. Lo que no está bien es hacerte de un juicio sobre las cosas únicamente por "lo que te dicen los demás". Como diríamos en buen chileno NO SEA AHUEONAO! Aprenda a punta de porrazos y horas de lectura a hacerse de su propia opinión de las cosas. Créame que los porrazos literarios no duelen (tanto).
Así que a grandes rasgos (me fui por las ramas igual) mi confesión era algo así:
Se me hace necesario, terriblemente necesario, leer un libro de Isabel Allende al año. No me pregunte por razones en particular, ni por motivos políticos: simplemente me hace falta una vez al año leer a esta mujer. Es como ese rinconcito en una sala que te hace sentir segura; o esa banca en el Parque Forestal en el que te sientas a fumarte el último pucho antes de irte a tu casa después de un día asqueroso; O esas canciones que escuchas con las caminatas eternas en invierno. Leer a Allende se me hace tan necesario como cualquier otra costumbre de mierda contra los bajones de ánimo. Esta vez fue el turno de su ultima novela, MÁS ALLÁ DEL INVIERNO.
Allende comienza el libro citando a Albert Camus «en medio del invierno aprendí por fin que había en mí un verano invencible», para hilar de alguna forma las historias más personales,más "privadas" de sus tres personajes que, de una forma u otra se encuentran "en el más profundo invierno de sus vidas": Una chilena, una joven guatemalteca ilegal y un norteamericano mayor (No viejo, pero si mayor) se encuentra. La historia sitúa a los tres personajes a principios del 2015, cuando sobreviven a un terrible temporal de nieve que cae en pleno invierno sobre Nueva York y acaban aprendiendo que más allá del invierno hay sitio para el amor inesperado y para el verano invencible que siempre ofrece la vida cuando menos se espera.
En palabras de la Feria Chilena del Libro: "Una novela sobre la esperanza en el amor y en las segundas oportunidades y, por tanto, una novela muy personal. Tiene un toque de thriller, pero es solo una excusa narrativa para contar lo que de verdad le interesa: la historia de estos tres personajes conforman la identidad no solo de la América de hoy sino de nuestro tiempo globalizado".
Tengo fe, señores, en las palabras de Camus. Porque a pesar de que este año de mierda no ha traído más que un invierno emocional; en el fondo aun quedan rastros de un verano que me tiene avanzando todavía. Recordé más que nunca Love Is Coal de To Kill a King. No hay canción que me llegue más a las tripas justo ahora. Si usted no los ha escuchado, no va a imaginarse cuanto me llega esto al corazón...
And we'll hide ourselves through the winter
It might kill us when summer's all we've known
And we'll bear these marks as reminders
With the dirt on our clothes as you find us
We two miners and love is not like diamonds
Love is coal to keep you warm
Love is coal to keep you...
Esta quizás sea la reseña menos "reseña" de todas las publicaciones que escrito hasta ahora. Pero, al igual que tantas cosas, de vez en cuando las formas cambian, pero lo que vale sigue intacto. Creo que con eso basta y sobra por ahora: Allende Anual, después de siete libros (aka siete años) de leerla, CHECKED; costumbres de mierda, ya sea con mis libros, los comentarios que escucho sobre ellos y sobre la gente en general, CHECKED; Caña literaria, CHECKED; Reseña mensual, CHECKED; cinco mil litros de té con jengibre para capear este resfrío y el invierno emocional más brígido de la vida, CHECKED.
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